Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam


Index Verborum:     canto


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Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos por la Madre Maria de Jesus

§ 5

El dulce canto suspires con compunción y lágrimas.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos procedentes de Antequera

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos recogidos por la edicion de Gerona

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico Espiritual A

§ 0

CANTO ESPIRITUAL A

§ 0

30. por las amenas liras y canto de serenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro.

§ 0

El aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena.

§ 13.7

Los valles solitarios son quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas llenos, y en la variedad de sus arboledas y suave canto de aves hacen gran recreación y deleite al sentido, dan refrigerio y descanso en su soledad y silencio.

§ 28

por las amenas liras y canto de serenas, os conjuro, que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro.

§ 28.1

Prosigue el Esposo y da a entender en estas dos canciones cómo por medio de las amenas liras (que aquí significan la suavidad de que goza ordinariamente en este estado) y también en el canto de sirenas (que significa el deleite que en el alma siempre tiene) acaba de poner fin y remate a todas las operaciones y pasiones del alma que antes la eran algún impedimento y sinsabor para el pacífico gusto y suavidad, las cuales dice aquí que son las digresiones de la fantasía e imaginativa, las cuales conjura que cesen; y también pone en razón a las dos potencias naturales, que son irascible y concupiscible, que antes algún tanto la afligían.

§ 28.1

Y también por medio de estas liras y canto da a entender cómo en este estado se ponen en perfección y medio de obra, según se puede en esta vida, las tres potencias del alma, que son: entendimiento, voluntad y memoria; y también se contiene cómo las cuatro pasiones del ánima, que son: dolor, esperanza, gozo y temor, se mitigan y ponen en razón por medio de la satisfacción que el alma tiene, significada por las amenas liras y canto de sirenas, como luego diremos.

§ 28.1

Y también por medio de estas liras y canto da a entender cómo en este estado se ponen en perfección y medio de obra, según se puede en esta vida, las tres potencias del alma, que son: entendimiento, voluntad y memoria; y también se contiene cómo las cuatro pasiones del ánima, que son: dolor, esperanza, gozo y temor, se mitigan y ponen en razón por medio de la satisfacción que el alma tiene, significada por las amenas liras y canto de sirenas, como luego diremos.

§ 28.4

De manera que en conjurar los leones, pone rienda a los ímpetus y excesos de la ira; y en conjurar los ciervos, fortalece la concupiscencia en las cobardías y pusilanimidades que antes la encogían; y en conjurar los gamos saltadores, la satisface y apacigua los deseos y apetitos que antes andaban inquietos, saltando como gamos de uno en otro por satisfacer a la concupiscencia, la cual está ya satisfecha por las amenas liras, de cuya suavidad goza, y por el canto de sirenas, en cuyo deleite se apacienta.

§ 28.5

A todos estos actos excesivos de lo justo conjura también que cesen por las amenas liras y canto dicho; las cuales tienen puestas a las tres potencias del alma tan en su punto de efecto, que están tan empleadas en la justa operación que las pertenece, que no sólo no en extremo, pero ni en parte de él participan alguna cosa.

§ 28.7

Pues a todas estas cuatro maneras de afecciones de las cuatro pasiones del ánima conjura también el Amado, haciéndolas cesar y sosegar, por cuanto él da ya a la Esposa caudal en este estado y fuerza y satisfacción en las amenas liras de su suavidad y canto de sirenas de su deleite, para que no sólo no reinen en ella pero ni en algún tanto la puedan dar sinsabor.

§ 28.9

Por las amenas liras y canto de serenas os conjuro.

§ 28.10

Y también el canto de serenas, como también queda dicho, significa el deleite ordinario que el alma posee, por el cual también está desnuda de todos los contrarios y operaciones molestas dichas, las cuales son entendidas en el verso que luego dice, es a saber:

§ 36

El aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena.

§ 36.1

La primera es el aspirar del aire, que es el amor que habemos dicho, que es lo que principalmente pretende; la segunda es el canto de la filomena, que es la jubilación en alabanza de Dios; la tercera es el soto y su donaire, que es el conocimiento de las criaturas y el orden de ellas; la cuarta es pura y subida contemplación; y la quinta, que es llama que consume y no da pena, casi se encierra en la primera, porque es llama de suave transformación de amor en la posesión de todas estas cosas.

§ 36.5

El canto de la dulce filomena.

§ 36.6

Lo que nace en el alma de aquel aspirar del aire es el canto de la dulce filomena, porque así como el canto de la filomena, que es el ruiseñor, se oye en la primavera, pasados ya los fríos y lluvias del invierno, y hace melodía al oído y al espíritu recreación, así en esta actual comunicación y transformación de amor, amparada ya la esposa y libre de todas las turbaciones y variedades temporales, y desnuda y purgada de las imperfecciones y penalidades y nieblas naturales, siente nueva primavera en su espíritu, en el cual siente la dulce voz del Esposo, que es su dulce filomena, la cual refrigera y renueva la sustancia de su alma, diciendo (Ct. 2, 10­12): Levántate, date priesa, amiga mía, paloma mía, hermosa mía y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ya ido y apartado lejos, las flores han parecido ya en nuestra tierra, y llegado al tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha oído en nuestra tierra.

§ 36.6

Lo que nace en el alma de aquel aspirar del aire es el canto de la dulce filomena, porque así como el canto de la filomena, que es el ruiseñor, se oye en la primavera, pasados ya los fríos y lluvias del invierno, y hace melodía al oído y al espíritu recreación, así en esta actual comunicación y transformación de amor, amparada ya la esposa y libre de todas las turbaciones y variedades temporales, y desnuda y purgada de las imperfecciones y penalidades y nieblas naturales, siente nueva primavera en su espíritu, en el cual siente la dulce voz del Esposo, que es su dulce filomena, la cual refrigera y renueva la sustancia de su alma, diciendo (Ct. 2, 10­12): Levántate, date priesa, amiga mía, paloma mía, hermosa mía y ven; porque ya ha pasado el invierno, las lluvias se han ya ido y apartado lejos, las flores han parecido ya en nuestra tierra, y llegado al tiempo del podar, y la voz de la tortolica se ha oído en nuestra tierra.

§ 36.7

En la cual voz del Esposo, que la habla en lo interior del alma, siente la esposa fin de males y principio de bienes, en cuyo refrigerio y amparo y sentimiento sabroso ella también da su voz de dulce filomena con nuevo canto a Dios juntamente con el que la causa.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual B

§ 0

21 Por las amenas liras y canto de sirenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la Esposa duerma más seguro.

§ 0

39 El aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena.

§ 14.7

Los valles solitarios son quietos, amenos, frescos, umbrosos, de dulces aguas llenos, y en la variedad de sus arboledas y suave canto de aves hacen gran recreación y deleite al sentido, dan refrigerio y descanso en su soledad y silencio.

§ 19.3

por las amenas liras y canto de sirenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la Esposa duerma más seguro.

§ 19.7

De manera que, en conjurar los leones, pone rienda a los ímpetus y excesos de la ira; y en conjurar los ciervos, fortalece la concupiscencia en las cobardías y pusilanimidades que antes la encogían; y en conjurar los gamos saltadores, la satisface y apacigua los deseos y apetitos que antes andaban inquietos, saltando como gamos de uno en otro, para satisfacer a la concupiscencia, la cual está ya satisfecha por las amenas liras, de cuya suavidad goza, y por el canto de sirenas, en cuyo deleite se apacienta.

§ 19.8

A todos estos actos excesivos de lo justo conjura también que cesen por las amenas liras y canto dicho; las cuales tienen puestas a las tres potencias del alma tan en su punto de efecto, que están tan empleadas en la justa operación que las pertenece, que no sólo no en extremo, pero ni aun en parte de él participan alguna cosa.

§ 19.10

Pues a todas estas cuatro maneras de afecciones de las cuatro pasiones del alma conjura también el Amado, haciéndolas cesar y sosegar, por cuanto él da ya a la Esposa caudal en este estado, y fuerza y satisfacción en las amenas liras de su suavidad y canto de sirenas de su deleite, para que no sólo no reinen en ella, pero ni aun en algún tanto la puedan dar sinsabor.

§ 19.15

Por las amenas liras y canto de sirenas os conjuro.

§ 19.16

También se ha dicho que el canto de sirenas significa el deleite ordinario que el alma posee.

§ 19.16

Y llama a este deleite canto de sirenas, porque así como, según dicen, el canto de sirenas es tan sabroso y deleitoso que al que le oye de tal manera le arroba y enamora que le hace olvidar como transportado de todas las cosas, así el deleite de esta unión de tal manera absorbe el alma en sí y la recrea que la pone como encantada a todas las molestias y turbaciones de las cosas ya dichas.

§ 19.16

Y llama a este deleite canto de sirenas, porque así como, según dicen, el canto de sirenas es tan sabroso y deleitoso que al que le oye de tal manera le arroba y enamora que le hace olvidar como transportado de todas las cosas, así el deleite de esta unión de tal manera absorbe el alma en sí y la recrea que la pone como encantada a todas las molestias y turbaciones de las cosas ya dichas.

§ 37.1

El aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire en la noche serena, con llama que consume y no da pena.

§ 37.7

el canto de la dulce filomena.

§ 37.8

Lo que nace en el alma de aquel aspirar del aire es la dulce voz de su Amado a ella, en la cual ella hace a él su sabrosa jubilación; y lo uno y lo otro llama aquí canto de filomena.

§ 37.8

Porque así como el canto de la filomena, que es el ruiseñor, se oye en la primavera, pasados ya los fríos, lluvias y variedades del invierno, y hace melodía al oído y al espíritu recreación, así en esta actual comunicación y transformación de amor que tiene ya la Esposa en esta vida, amparada ya y libre de todas las turbaciones y variedades temporales, y desnuda y purgada de las imperfecciones, penalidades y nieblas, así del sentido como del espíritu, siente nueva primavera en libertad y anchura y alegría de espíritu.

§ 37.9

En la cual voz del Esposo, que se la habla en lo interior del alma, siente la Esposa fin de males y principio de bienes, en cuyo refrigerio y amparo y sentimiento sabroso ella también como dulce filomena da su voz con nuevo canto de jubilación a Dios, juntamente con Dios, que la mueve a ello.

§ 37.10

En esta manera es el canto que pasa en el alma en la transformación que tiene en esta vida, el sabor de la cual es sobre todo encarecimiento.

§ 37.10

Pero, por cuanto no es tan perfecto como el cantar nuevo de la vida gloriosa, saboreada el alma por esto que aquí siente, rastreando por la alteza de este canto la excelencia del que tendrá en la gloria, cuya ventaja es mayor sin comparación, hace memoria de él, y dice que aquello que le dará será el canto de la dulce filomena.

§ 37.10

Pero, por cuanto no es tan perfecto como el cantar nuevo de la vida gloriosa, saboreada el alma por esto que aquí siente, rastreando por la alteza de este canto la excelencia del que tendrá en la gloria, cuya ventaja es mayor sin comparación, hace memoria de él, y dice que aquello que le dará será el canto de la dulce filomena.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual CA

§ 30.

Por las amenas liras y canto de serenas os conjuro que cesen vuestras iras, y no toquéis al muro, porque la esposa duerma más seguro.

§ 38.

El aspirar del aire, el canto de la dulce Filomena, el soto y su donaire, en la noche serena, con llama que consume y no da pena

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cautelas

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Dichos de luz y amor

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Epistolario

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Grados de Perfecciòn

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    La Subida del Monte Carmelo

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva A

§ 1.1.25

Y, sintiéndose el alma, en esta sazón, en estos gloriosos encuentros, tan al canto de salir en abundancias a poseer el reino acabadamente (porque se ve pura y rica y dispuesta para ello, porque en este estado déjales Dios ver su hermosura, y fíales los dones y virtudes que les ha dado, porque todo se les vuelve en amor y alabanzas, no habiendo ya levadura que corrompa la masa), y como ve que no le falla más que romper la tela flaca de esta humana condición de vida natural en que se siente enredada y presa, impedida su libertad con deseo de ser desatada y verse con Cristo (Fil. 1, 23), deshaciéndose ya esta urdimbre de espíritu y carne, que son de muy diferente ser, y recibiendo cada una de por sí su suerte: que la carne se quede en su tierra y el espíritu vuelva a Dios que le dio (Ecle. 12, 7), pues la carne no aprovechaba nada, como dice san Juan (6, 64), antes estorbaba este bien de espíritu; haciéndole lástima que una vida tan baja la impida otra tan alta, pide que se rompa.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva B

§ 0

Sintiéndose, pues, el alma a la sazón de estos gloriosos encuentros tan al canto de salir a poseer acabada y perfectamente su reino, en las abundancias que se ve está enriquecida (porque aquí se conoce pura y rica y llena de virtudes y dispuesta para ello, porque en este estado deja Dios al alma ver su hermosura y fíale los dones y virtudes que le ha dado, porque todo se le vuelve en amor y alabanzas, sin toque de presunción ni vanidad, no habiendo ya levadura de imperfección que corrompa la masa) y como ve que no le falta más que romper esta flaca tela de vida natural en que se siente enredada, presa e impedida su libertad, con deseo de verse desatada y verse con Cristo (Fil. 1, 23), haciéndole lástima que una vida tan baja y flaca la impida otra tan alta y fuerte, pide que se rompa, diciendo: Rompe la tela de este dulce encuentro.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Noche Oscura

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Otras del mismo a lo divino

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Que va por super flumina



Ad Principium

cantares
cante
cantico
cantidad
canto
canónica
capaces
capacidad
capaz

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